lunes, 17 de enero de 2011

P.C.F. (Perro-Coco-Flauta para los amigos)


"La mayoría de nosotros deberíamos aprender a soñar lo posible. Porque si nos conformamos con afirmar que no hay solución , si nos conformamos con cantar lindezas, con la excusa de que la utopía es el motor para la acción, tal vez esa acción nacerá ya condenada a ser palabra sin pan, idea sin lienzo o amor sin beso".
J. Mª Rodríguez Olaizola






Hace tiempo que le estoy dando vueltas a la cabeza sobre qué es eso de soñar; lo mejor, acudir al diccionario. Después de leer las diferentes acepciones de la Real Academia, una confirma que soñar es algo tan subjetivo que sacia los anhelos de las personas (aunque sea por un rato). Hay tantos sueños como anhelos y tantas formas de soñar como personas. Como dice el dicho, Juan Palomo...

 


 Juan Palomo es respetable, cada cuál que se guise y se coma lo que considere, aunque es verdad que muchas veces, la sobremesa hace que la comida sepa diferente. Compartir, debatir, buscar un fin común condimenta los sueños y los hace más sabrosos.

A veces parece locura traer a la vigilia los sueños, otras veces parece insensatez, otras, "fricada", otras irrealidad, otras... tantos calificativos. Pero, ¿es de locos querer mostrar al que tengo al lado que no es oro todo lo que reluce? "Ay, hija, ¡cuántas tortas te van a dar!" (Como diría mi padre). Es verdad, recibes tortas, muchas (unas duelen, otras resbalan, otras ni las sientes...), pero lo mejor de todo es que, al menos en este caso, tengo muy bien aprendido eso de poner la otra mejilla. ¿Por qué? Porque nadie puede negar una realidad que no conoce, sólo puede mirar hacia otro lado y claro, luego vienen las visitas al fisioterapeuta por contracturas en los trapecios, y sin apurar mucho, a nivel lumbar.

Desde hace varios años, desde que en el guión de la película que me toca interpretar estuvo escrito, remarcado y resaltado en color verde: "Hay que ver el vaso medio lleno", cada día intento darme estas autoinstrucciones, al menos, una vez al día. Intento valorar lo que me rodea: mi "micromundo" y mi "macromundo". Intento dar gracias cada día por lo que tengo, por lo que vivo, por lo que disfruto, por lo que anhelo y sueño. Pero esto no significa ser conformista, al contrario, valorando lo que tengo consigo ponerme en marcha.

He inventado un motor especial, un motor de arranque que me empuja hacia adelante cuando me comparo con el que es mejor que yo, con el que tiene mejor calidad de vida, con el que vive más feliz que yo cada día, con el que envidia menos cosas que yo... Este motor especial tiene un arnés que me ata a la realidad que muchas veces no quiero ver, me ata a una realidad con la que convivo y que, gracias a él, siempre llevo conmigo. Cada vez que este motor me impulsa a mejorar, cada vez que me da un empujón hacia adelante, siento como un pequeño lastre me pone los pies en la tierra, para que mis manos (afortunada que las tengo) hundan sus dedos en ese mar de confusión, injusticia... remuevan el fango y consigan sacar a la superficie una pequeña perla, al menos sólo una, que mostrar al que tengo al lado.

¿Por qué nos dejamos llevar por la comodidad? ¿Qué veneno desconocido respiramos cada día que nos nubla la vista y nos hace ver una realidad sesgada? ¿POR QUÉ? Pongo mi otra mejilla. No me gusta lo que veo, lo que vivo a veces, lo que siento otras tantas. ¡¡¡ No me gusta Juan Palomo !!! Lo respeto pero, cada vez más a menudo me acerco a él y le voy enseñando las perlas que me voy encontrando.

Sueño con un collar de perlas, se lo voy a regalar a Juan. Sueño con que Juan ya no sea Palomo, sino paloma. Sueño con que hable a los demás con aliento de ramita de olivo mientras presume de su collar de perlas. Sueño... Sueño despierta, es verdad. Sólo así podré armarme bien para la batalla. Armarme con mi perro, con mi coco y con mi flauta. Armarme con mis manos y mis dedos para mañana volver a escarbar en la arena y encontrar otra perla.

Te presto mi partitura, mi melodía, mi flauta, mi perro, el coco lo compartimos. Préstame tu partitura, tu melodía, tu flauta, tu perro... Condimenta conmigo estos sueños. 

Quiero recuerdos de sueños sabrosos cuando llegue el momento de decir adiós.

1 comentario:

  1. Cómo escuece cuando se quedan hundidos los dedos en el fango. Seguiremos escarbando y "llegaremos a tiempo".

    ResponderEliminar