domingo, 9 de enero de 2011

"CAMBIA, TODO CAMBIA" - Julio Numhausen (Cantada por Mercedes Sosa)

Después de escuchar la canción una vez más, después de conocerla desde hace 12 años, después de este periodo vacacional...


 1 de enero, comienza un nuevo año y con él nuevas ilusiones, proyectos, esperanzas, empresas… rutinas. Cambiamos de año y parece que vamos a cambiar de vida, pero lo único que cambiamos es de horarios, de menús, de carácter (por la falta de sueño), de talla (por los excesos en las comidas)…

Ponemos un año más en la fecha pero la rutina continua siendo la misma: me levanto, me aseo, desayuno, al trabajo (con algún que otro disgusto, o muchos, depende del día), almuerzo, de vuelta a trabajar, a casa (o al gimnasio, la academia…), tareas propias de la casa, cena, contar ovejas y vuelta a empezar.

Así día tras día, y parece que siempre es lo mismo, pero no siempre es igual. Hay días de alegrías, de sobresaltos, de emociones, de disgustos, de riñas, de acuerdos, de desacuerdos, de caricias, de desencantos…

Hay días que añoras a alguien porque en lo que va de día no le has visto (y le ves a diario); hay días que te acuerdas constantemente de alguien pero cuando quieres llamarle o mandarle un mail ya estás contando ovejas; hay días que aprendes de un renacuajo el valor de la amistad, del compromiso; hay días que te inunda el corazón un “buenos días”; hay días en los que un extraño consuela tus lágrimas con una sonrisa; hay días… Hay tantos días en el año que ninguno se repite.

Estamos rodeados de personas, nunca estamos solos (aunque así nos sintamos), siempre hay alguien a nuestro lado (conocido o no) que provoca en nosotros una reacción, nos hace pensar, cuestionarnos, disfrutar, sonreír, discutir, rebatir, soñar… Todos provocamos un cambio en los demás.

Al final todo cambia, como dice la canción: nuestro peinado, nuestra figura, nuestra ropa, nuestra edad, nuestro modo de pensar, de creer, nuestro modo de amar, nuestro modo de actuar… Aunque pensemos que siempre somos los mismos. Los mismos sí, pero los mismos que los que somos en el instante en el que lo pensamos, porque un instante antes hemos visto cómo un adolescente ayudaba a cruzar la calle a un anciano y… nuestro concepto sobre los “bárbaros adolescentes” ya no es el mismo.

Cambia, todo cambia, y lo extraño no es que yo cambie, sino que continuara siendo la misma persona. Eso solamente tiene una explicación y es que no he vivido, que he muerto. ¡No, gracias! Quiero cambiar, y estoy orgullosa de hacerlo cada día. Poco a poco voy aprendiendo cosas, acumulando vivencias, coleccionando recuerdos. Poco a poco voy conformando la persona que soy ahora mismo, en este mismo instante; en el instante posterior ya he cambiado.

Pasa la vida y el ritmo frenético que nos hemos impuesto para vivir y no quedar fuera “del sistema”, hace que haya personas que no veamos hace tiempo, con las que se haya enfriado la relación, que haya ausencia de ella… Y en ocasiones, esto supone una ruptura. Y con la ruptura el dolor de la falta de comunicación, de los errores que demonizamos y que nos demonizan, de la falta de “casamiento” entre nuestro cambio y el de los otros, entre lo dispares de las vidas (antes, quizá parejas).

Y cambia, todo cambia, y como dice la canción “(…) y lo que cambió ayer, tendrá que cambiar mañana, así como cambio yo, en esta tierra lejana (…) Pero no cambia mi amor, por más lejos que me encuentre. Ni el recuerdo ni el dolor, de mi pueblo y de mi gente (…)”.
Cambia, todo cambia. Llevo algo más de una hora pensando, cambiando; llevo más de una hora intentando perdonar el cambio, lo estoy consiguiendo. Pido disculpas por el mío.

Llevo varios días intentando disfrutar del cambio de la vida, de cómo ha cambiado el mismo día con un año de diferencia. El cambio duele, escuece, intento volver al vaso medio lleno, a la colección de recuerdos, a mi riqueza de vivencias, a mi vida… ¡No quiero estar muerta!

Gracias a Dios por el cambio, porque cambie la vida, porque escueza, porque alegre, porque nos haga plenos, porque nos cree retos… Gracias a Dios por la vida.

1 comentario:

  1. ya era hora que te decidieras a hacer un glob, digo blog, jaja. Un beso!

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