jueves, 29 de septiembre de 2011

7 AÑOS DESPUÉS DE LA BARBARIE


         Después de siete años y medio aún se me eriza la piel. Vivimos en un mundo en el que el "yin y el yan" marcan el sentido de la existencia; el bien y el mal, la vida y la muerte... Así es el ritmo natural. Siempre y cuando sea natural. 

          Da igual que hayan pasado siete años. No aprendemos. A menor escala, pero en nuestro día a día pasan cosas así, aunque nos hayamos habituado a ellas y no les demos importancia. 

          ¡Qué lástima! 

          No sé si me avergüenzo o me enorgullezco del ser humano.

      Prefiero ver el vaso medio lleno. ¡Viva el verde! Espero que todo cambie, aunque sea lentamente. 

          Esta mañana he plantado una semilla en clase. He visto un pequeño brote. Confío en que esta noche no se seque y mañana haya crecido un poquito. ¡Tengo el abono y la regadera listos!



Madrid a 13 de marzo de 2004


-          Madrid, 11 de marzo de 2004, 7:35 de la mañana, estación de Atocha
-          Madrid, 11 de marzo de 2004, 7:40 de la mañana, estación de El Pozo
-          Madrid, 11 de marzo de 2004, 7:45 de la mañana, estación de Santa Eugenia.
-          Belén, 24 de diciembre, año 0, 12 de la noche, un pesebre.
-          Jerusalem, 30 de abril, año 33, 3 de la tarde, Monte del Calvario.
-      Madrid 12 de marzo de 2004, 7 de la tarde, Pza de Cibeles, Pza de Colón, Pza de Carlos V, Gran Vía, Sagasta, Velásquez, Serrano, Pso Prado, Recoletos, Atocha...
-          Madrid, 12 de marzo de 2004, España.
-          Madrid, 12 de marzo de 2004, 10 de la noche, Pza de Cibeles, Pza de Colón, Pza de Carlos V.
-          Madrid, 12 de marzo de 2004, 11 de  la noche, km. 0, Puerta del Sol.
-          Madrid, 13 de marzo de 2004, 5 de la tarde, Parroquia de San Sebastián.

           Después de todos los acontecimientos que estamos viviendo en estos últimos tres días, cada minuto que pasa, cada instante que dedicamos a ver la televisión, a escuchar la radio o a leer la prensa, nos lleva a acumular sentimientos de dolor, de venganza, de odio; a permitir deseos de ira, de muerte, de sufrimiento.

         Pero basta con mirar un poco más, con escuchar un poco más, con leer un poco más, para darse cuenta de que además de odio, rencor y deseos de muerte, existen dos kilómetros y medio de deseos de paz, dos kilómetros y medio de solidaridad; existen dos kilómetros y medio de personas que luchan contra la injusticia, contra la intolerancia; que luchan en silencio para que su voz se escuche.

           Hoy nos queda el recuerdo de dos millones y medio de personas que con sus manos blancas sostienen velas encendidas. Once millones y medio de personas. TODOS JUNTOS.

          Siete, o quizás ocho velas encendidas por cada víctima de la violencia, de la sin razón; por cada víctima de la libertad de escoger el camino equivocado, un camino sin destino.

            Velas encendidas donde han finalizado cientos de viajes, cientos de vidas.

      Atocha, El Pozo, Santa Eugenia, lugares que nos recuerdan la barbarie, la sin razón, la impotencia, el dolor infinito.

           Pza de Colón, Recoletos, Pza de Cibeles, Pso del Prado, Pza de Carlos V, Gran Vía, Velázquez, Serrano, Sagasta, Pso de la Castellana.... lugares que nos hacen viajar en el tiempo 2004 años a Belén, para encontrar dormido en un pesebre a un niño, a un bebé que 33 años después nos explicaría el sentido del silencio, de la muerte. Un bebé que hoy, con el frío sentimiento  de la desesperanza está presente en cada vela sostenida entre manos blancas, está presente en cada vela encendida en la Puerta del Sol, en Atocha, en Santa Eugenia, en El Pozo.

             Está presente en cada donante, en cada voluntario, en cada deseo de paz; está presente en cada deseo de perdón.

            Es difícil, muy difícil perdonar a aquel que escoge la barbarie, la masacre, la intolerancia; a aquel que escoge arrebatarnos la vida que Dios nos ha dado; que sólo Dios puede quitarnos.

           Ese Dios, el mismo Dios que les regaló la vida, que les ofreció la libertad de escoger un camino equivocado, sin destino.

          Pero Dios, Jesús, Cristo, también murió joven. Se dejó quitar la vida que su Padre, Nuestro Padre le dio para darnos un testimonio:“Sois la sal que debe dar sabor a la vida. Sois la luz que debe de alumbrar, llevar a Dios”.

           Por eso, aunque sea difícil, aunque nos parezca imposible, debemos dar testimonio de aquello a lo que hemos sido llamados, a seguir su camino, su Palabra, su Perdón.

            Todos nosotros apostamos por ello, por intentar, aunque nos duela, poner la otra mejilla y rezar por aquellos que se encuentran perdidos, que no  conocen el amor a sus hermanos, a nuestros hermanos.

            Apostamos por el silencio para mitigar el dolor, silencio que sólo romperemos para rogar a Dios que les ayude a encontrar el camino correcto. Igual que hizo Jesús en la cruz al exclamar: “Padre perdónales porque no saben lo que hacen”.

            Demos testimonio y avancemos sembrando semillas de paz a nuestro alrededor, recemos por todas las víctimas y por sus familias, recemos por los que están cegados por el odio y la sin razón. Recemos todos juntos para mitigar todo este dolor compartido. Recemos para dar gracias por toda la ayuda y solidaridad ofrecida, para dar gracias porque Dios está entre nosotros.  (M.V.M. - 13-3-04)


domingo, 18 de septiembre de 2011

C. L. C.

Cerca está la mañana. Aún quedan un par de horas para que suene el despertador y tenga que levantarme para ir a trabajar, pero me he despertado antes de tiempo. Algo me ha sobresaltado mientras dormía.No era un sueño ni un ruido ni una luz... ha sido tu piececillo o tu mano o tu cabecita o tu rodilla o... quién sabe qué, pero eras tú dándome los buenos días. No podías aguantar más, mi niña traviesa, te encanta pasar un rato conmigo por las mañanas antes de que me vaya a trabajar, saltando, jugando, riendo...  Me encanta pasar un rato contigo por las mañanas antes de irme a trabajar mientras te siento en mí, a solas tú y yo.

Suena el despertador y empieza el movimiento en las sábanas, es papá dándome los buenos días, cambio de postura y me pongo boca arriba. 

Es papá dándote los buenos días. Es papá poniendo sus labios en tu cabecita, sus manos en mi tripa, acomodando su cabeza bajo mi pecho para jugar un ratito contigo antes de irse a trabajar. Jugar al fútbol (por tus patadas), al "pilla-pilla" (por tus movimientos colocándote en otras posturas), al escondite... esta niña traviesa... ¿por qué ya no se mueve?.... ¡Sí se mueve! Aquí está otra vez, nada de tranquilidad. "Por mí y por todos mis compañeros, por mí primera". 

La hora de levantarse ha llegado, ninguno de los tres queremos, pero hay que hacer un esfuerzo. Ánimo chichos.

Mientras papá se ducha, yo desayuno. No puedo evitarlo, es oler el café recién hecho y me entra un hambre de "miguelitos"... no sé por qué. 

Papá termina y nos cambiamos los papeles, pero papá no tiene estos antojos. Papá es más de tostaditas con acetie y una fruta a media mañana. Tiene que cuidar la línea para seguir corriendo y nadando y "bicicleteando"...

Cerramos la puerta, cogemos el ascensor y... cada uno a su destino. Papá solito. Yo salgo ganando, mi amor; yo salgo ganando porque yo paso el día contigo. Sintiéndote, hablándote, acariciándote... 

Termina el día y todos volvemos a casa. Papá me mima mucho, a estas alturas ya me canso mucho. 

Cenamos y a dormir. Otra vez entre las sábanas. 

Un día circular, una semana circular, unos meses que transcurren de manera circular... Yo tumbada boca arriba, papá con su cabeza acomodada bajo mi pecho y tú jugando antes de ir a dormir... Te has quedado dormida... Nos hemos quedado dormidos.

¡Es tanto lo que nos estás dando, mi niña! ¡Estamos siendo tan felices contigo!... Es verdad, aún no te conocemos (aunque las ecografías nos han dejado ver que has pasado de ser "la Dama de Elche" a ser el fiel reflejo de tu padre: los mismos morritos, la misma naricilla... ).

Queremos que sepas una cosa, mi amor, ya eres nuestra niña, lo fuiste desde el primer momento. Con amor te concebimos y así te estamos sintiendo, intuyendo, deseando...

Ven pronto, mi amor, aunque sea difícil. Ven, te estamos esperando para cuidarte, arrullarte, besarte... Aunque ya somos felices, mi amor, por todo lo que estamos viviendo contigo.




viernes, 16 de septiembre de 2011

PROPÓSITO PARA EL NUEVO CURSO: DOMESTICAR CON RITOS.


(…)


-No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito.
-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear lazos... "


(…)


-Empiezo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... Creo que me ha domesticado...
-Es posible -dijo el zorro-. ¡En la Tierra se ve toda clase de cosas...! 


(…)


Al día siguiente volvió el principito. -Hubiese sido mejor venir a la misma hora -dijo el zorro-. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
-¿Qué es un rito? -dijo el principito.
-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días: una hora, de las otras horas.


(…)


-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
-Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el principito, a fin de acordarse.
-El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.
-El tiempo que perdí por mi rosa... -dijo el principito, a fin de acordarse.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...
-Soy responsable de mi rosa... -repitió el principito, a fin de acordarse. 


(…)
"El Principito" (Antoine de Saint-Exupèry) 


jueves, 15 de septiembre de 2011

CUANDO SORPRENDE LA RUTINA


Es espeluznante leer este cuento en 3º de Primaria a las 9 de la mañana como lectura diaria en voz alta (no porque lo haya elegido yo, sino porque viene en el libro de lecturas) y darse cuenta del análisis que hacen los niños por sí solos: "estaba alegre porque tenía lo importante". Se me ha erizado la piel. Se me han humedecido los ojos. No he necesitado decir nada más que: "Muy bien chicos".

"EL ZAR Y LA CAMISA" (León Tolstoi)
 
Había una vez un zar que estaba muy enfermo. Un día hizo saber a sus súbditos:

- “¡Daré la mitad de mi reino a quien me cure!”.

Entonces todos los sabios se reunieron para tratar de curarlo, pero ninguno supo cómo hacerlo. Sólo uno de ellos, muy anciano, les comunicó:

- Haced saber al zar que únicamente existe una forma en la que podría recuperar la salud: “Si se encuentra un hombre feliz sobre la tierra y le ponen su camisa al zar, este se curará”.

El zar ordenó que buscaran a un hombre feliz por todo el mundo. Sus enviados recorrieron todos los países, pero no hallaron lo que buscaban. No había ni un solo hombre que estuviera contento con su vida. Uno era rico, pero enfermo; otro estaba sano, pero era pobre. Y el rico y sano, se quejaba de su mujer o de sus hijos. Todos deseaban algo más y no eran felices.

Un día, el hijo del zar pasó por delante de una pobre choza y oyó que en su interior alguien exclamaba:

- “Gracias a Dios he trabajado, he comido bien y ahora puedo acostarme a dormir. Soy feliz, ¿qué más puedo desear?”

El hijo del zar se llenó de alegría e inmediatamente ordenó que le trajeran la camisa de aquel hombre, para llevársela a su padre, y que le dieran a cambio de todo lo que quisiera.

Los soldados entraron a toda prisa en la choza del hombre feliz para quitarle la camisa, pero se sorprendieron al descubrir que aquel hombre era tan pobre, que ni siquiera una camisa tenía.