domingo, 29 de mayo de 2011

LA SALA DE ESPERA.

- ¡Pase!
- Buenos días, Doctor.
- Buenos días. Dígame, ¿qué le ocurre?
- Pues verá, llevo una temporada un poco rara. Me duele todo el cuerpo. Me duele desde la punta del dedo gordo del pie hasta el último pelo de la cabeza. Siento que me ahogo, que me falta el aire.Estoy nerviosa,  duermo mal. Tengo visiones del pasado. He perdido los colores en la visión, sólo veo en blanco y negro. Se me han paralizado las manos, los dedos. Siento frío pero no tengo fiebre. Estoy bloqueada, no puedo anticipar nada. Echo de menos el bienestar del pasado... Estoy agobiada, Doctor; tengo ganas de llorar. ¿Qué me pasa?
- Bien, confíe en Mí. No se preocupe. Es momento de pruebas. Salga a la sala de espera y aguarde a que le vayan llamando. Según vaya superando las pruebas le irán dando los resultados. Cuando tenga todos, vuelva a Mí y entre sin llamar. Cuénteme cómo se siente y verá cómo todo ha cambiado. Mientras tanto, no se agobie, sea fuerte.
- Pero Doctor, ¿y si el malestar y el dolor acaban conmigo antes de concluir todas las pruebas? No creo ser capaz de superarlo.
- ¿Confía en Mí?
- Sí, pero...
- Sin peros, ¿confía en Mí?
- (...)
- Tómese su tiempo, no hay prisa.
- Sí, confío en Usted, Doctor.
- Muy bien, pues no se preocupe. Yo estoy aquí. Si me necesita entre prueba y prueba, entre sin llamar. Hablaremos y le aliviaré.
- Gracias Doctor.
- No lo olvide. Entre sin llamar. Yo estoy aquí.


No hay comentarios:

Publicar un comentario